Transcribimos unha columna de opinión publicada en La Voz de Galicia o 21 de xuño de 2012, asinada por María Campo. Reiteramos de novo o noso sinceiro agradecemento a todas aquelas persoas que valoran o traballo da Fundación Preescolar na Casa ao longo de todos estes anos:
Lo lamentaremos
En nuestra manía de no ocuparnos de las cosas terminamos por dejarlas morir. Da igual lo importantes que fueran. Da lo mismo la función que cumplieran y la que probablemente puedan cumplir. Abandonamos a su suerte las buenas ideas y los valiosos proyectos. Después, cuando percibimos el vacío ponemos en marcha otras cosas que creemos mejores. Pero nunca lo son. Las lamentaciones vienen cuando nos damos cuenta de que nada tenemos, porque nada hemos sido capaces de conservar.
Si alguien no lo remedia, Preescolar na Casa tendrá que cerrar sus puertas. Su desaparición va a dejar una gran laguna que ninguna de las maravillosas administraciones que tenemos será capaz de cubrir. No han querido salvar a una fundación avalada por años de historia, prestigio y un gran trabajo a sus espaldas. Con ella no sólo se perderá un programa pionero y muy elogiado, sino que se irá, también, una de las pocas ayudas útiles y sensatas que recibía la zona rural. Preescolar na Casa ha ayudado a miles de familias prestándoles un servicio único y, si los gestores públicos fuesen un poco más razonables, le echarían una mano para que se pudiesen seguir beneficiando de su actuación muchísimas personas más.
En el absurdo de la burocracia y de las decisiones políticas se hunden muchas iniciativas privadas. Es como si les molestara que sean otros y no ellos los que tengan cosas buenas que aportar. Cuando se percaten del error será demasiado tarde porque ya no habrá ni cenizas para hacerlas resurgir.

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